miércoles, 22 de diciembre de 2010

"SUNSET PARK" DE PAUL AUSTER: EL GUSTO POR NARRAR



Estuve a punto de dejar a las primeras de cambio la última novela de Paul Auster, Sunset Park, en el momento en que se me hizo saber que el protagonista se dedicaba a sacar fotos de los objetos abandonados en las casas desahuciadas por impago en las que trabajaba vaciándolas de muebles. Me temía digresiones interminables acerca de los líricos significados y connotaciones que adornan a los objetos sin dueño, el olvido, la memoria y toda esa morralla filosófico-sentimental. Dios mío, parecía que Paul había empezado escribiendo la novela después de haber visto Toy Story 3, por ejemplo.

Pero no, de ahí no pasa, el protagonista es, simplemente, aficionado a la fotografía de naturalezas muertas y punto. Y es que da la impresión de que a Auster le tira la acción, le gusta el ritmo cinematográfico (como ha demostrado escribiendo guiones e incluso dirigiendo películas) y no se para más de la cuenta en reflexiones profundas: quiere contar una historia, narrar. Y eso es lo que hace en esta novela, donde el ritmo de los acontecimientos es vertiginoso, donde no hay casi página, en la que no nos enteremos de algo (sobre el carácter de los personajes, sobre su pasado) o donde no se produzca un acontecimiento que haga girar la dirección de lo narrado de forma casi brusca.  Incluso las historias sobre jugadores de baseball o las (cortas) reflexiones sobre la película “The Best Year of Our Lives”, (William Wyler, 1946) en la que se narran las dificultades de los soldados americanos combatientes en la 2ª Guerra Mundial para reincorporarse a sus nuevas vidas (lo que constituye, en mi opinión el tema central de esta novela: un grupo de personajes en busca de una nueva vida que vivir), están engarzadas en la acción de forma magistral.

Por supuesto, como en toda novela de Auster que se precie, hay accidentes mortales, desapariciones, enfermedades cuasi-terminales y un Nueva York visto desde la perspectiva de un genuino habitante de la ciudad, alguien que conoce-los-sitios-a-los-que-hay-que-ir-a-cenar, por ejemplo, con la novedad de introducir al lector en una parte desconocida de Brooklyn que incluye un interesante cementerio llamado Greenwood, así como algún detalle técnico deslumbrante (la utilización de la segunda persona como narrador, recurso que ya había desplegado en una de las partes de su anterior novela “Invisible“).

Son todos ingredientes que hacen que, en mi modesta opinión, merezca la pena darse un paseo por Sunset Park a la misma hora que sugiere el título.

2 comentarios:

  1. Que mala suerte de esto no puedo opinar, empezamos mal, me parece que eres uno o unos de esos resabidillos, ¿no puedes comentar nada del último libro de Falsarius Chef? Me desconciertas ¿Has visto Toy Story 3? Y porqué no empezamos por ahí, que buena película y que de mensajes subliminares, hablamos?

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  2. Muy querida, ya a estas alturas, amiga Nines: entiendo que no puedas opinar sobre Sunset Park si es que no la has leído, cosa que te recomiendo honestamente. No he visto nada de Falsarius Chef, pero me temo que la cocina no sea mi fuerte (ni mi débil, vamos). En cuanto a Toy Story 3, permanece atenta a tus pantallas porque cualquier día te sorprendo con una reseña sobre ella (la merece, sin duda). También quería decirte respecto al comentario en el que me imaginas "rellenito" y "bebedor" que deberías ser prudente, pues es evidente que no me conoces (si bien, no niego que es posible que estés dotada de cierta clarividencia). Besos y abrazos entrañables y sin rencores.

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