martes, 28 de diciembre de 2010

LA DERECHA EN MADRID (PARTE II)



El Ayuntamiento de Madrid está, en la actualidad, en una situación de crisis económica tal, que se han tomado medidas tan alarmantes como recortar los días en que se recoge la basura, por ejemplo. A esto hemos llegado tras ser candidatos dos veces (y perder) a celebrar los Juegos Olímpicos y, sobre todo, tras construir, en una sola legislatura, a conveniencia de los intereses empresariales de las grandes constructoras, por un lado y a los intereses electorales del señor Gallardón, por otro, una autopista subterránea de varios kilómetros (que, sin ya entrar en el debate de su necesidad, simplemente es de sentido común que algo de esa magnitud se vaya construyendo de forma gradual),  por la que este municipio debe alrededor de 2.300 millones de euros, a pagar hasta el año 2035, es decir, cuando el señor Gallardón tenga 77 años y tenga necesidad de una plaza en un centro de día (un suponer).

Estos son los hechos más llamativos del despilfarro brutal a la que esta gente ha sometido al municipio, pero también hay que citar otros: la existencia de una estructura duplicada en el organigrama del Ayuntamiento, originada cuando el señor Gallardón se trajo de la Comunidad de Madrid a numerosas personas de su equipo (para dejar paso a las numerosas personas de las que iba a poblar la señora Aguirre esa administración), sin que cesaran las que ya estaban contratadas. Esto, que podría parecer el chocolate del loro, no lo es, porque cada uno de estos “asesores” o “gerentes“ (en realidad, personas afiliadas al Partido Popular, al servicio del Partido Popular, muchas de las cuales no tienen funciones concretas) cobran cantidades no muy inferiores a los 10.000 euros mensuales por su importante labor (si no me creen a mi, pregunten a los bomberos, que tienen un cabreo incendiario, y pídanles que les expliquen porque llevan los coches todos llenos de pintadas reivindicativas). También hay que mencionar en este apartado, el famoso traslado de la sede central del Ayuntamiento desde la Plaza de la Villa al Palacio de Cibeles, que también ha salido por un pico, y que, básicamente, es una (de tantas) operación de imagen del señor Gallardón para engrandecer su figura y no perder comba de sus aspiraciones políticas nacionales.

A cambio, porque a pesar de los años de bonanza económica, el presupuesto es limitado, hubo que recortar en otras cosillas, y así se ha ido produciendo un deterioro lento pero continuo en las instalaciones públicas del municipio, tanto deportivas (dense un paseo por cualquier polideportivo de barrio y sumérjanse en la nostalgia de los años 80), como sociales, culturales, además de en determinados servicios fundamentales (vuelvan a preguntarle a los bomberos si no se han tenido que ir corriendo ya).

Con todo ello, ¿cómo ha reaccionado el alcalde cuando la crisis ha golpeado severamente los ingresos del municipio? Muy sencillo, echándole la culpa a Zapatero (cuya culpa, es decir, la del Partido Socialista, existe, es de muy distinta naturaleza, y ya la comentaremos aquí en otro capítulo de esta animada serie). Así, el muy moderado, centrista y razonable señor Gallardón, primero arrasa de forma irresponsable el presupuesto de una capital europea como Madrid y después, cuando vienen mal dadas, le echa la culpa a los demás y ya de paso, se ríe de la inteligencia de cualquiera (de cualquiera que tenga algo de inteligencia, claro).  Porque, por favor, recordémoslo y calibremos la importancia de este hecho, el Ayuntamiento de Madrid, capital de España, octava potencia económica mundial, ciudad (según lo que nos contaba el propio señor Gallardón) que no tenía nada que envidiar a las capitales más importantes del mundo, Nueva York, París, Londres, Berlín, Tokio, etc., ha reducido su servicio esencial de recogida de basuras por no tener dinero para pagarlo. No recuerdo, ni por lo más remoto, que en esta ciudad haya ocurrido algo ni siquiera parecido desde que tengo conocimiento de las cosas.

En próximas entregas hablaremos de otro de nuestros acicates: la señora Aguirre que es “mu salá”.

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